Cuaderno de bitácora
Hoy he podido constatar que el
cambio climático es, desgraciadamente, una triste realidad. Mientras navegaba
por entre los fiordos noruegos, me lamentaba de que no quedara ni un solo
iceberg flotando en el mar, pues todos se han derretido por el ascenso de las
temperaturas. Y recuerdo que otros años, todavía en pleno mes de junio como
estamos, en estas latitudes era habitual encontrarse muchos icebergs... cientos
de icebergs azules y pequeñitos como cubitos de hielo que desde la borda yo
solía recoger y guardar en la nevera para luego echarlos al mojito o al
gin-tonic de los sábados. Lástima de mundo.
Por cierto, la foto que acompaña
estas líneas es de hace unos años.